lunes, 5 de abril de 2010

Que llamen a los bomberos...


Tomaba té. Encontré un canal televisivo que trasmite sólo noticias; al menos eso creía hasta que apareció en la pantalla una refinada silueta amordazada bajo un vestido de licra azul, o eso interpretaron mis ojos cuando miré por vez primera a una dama que informara tan bien el tiempo climático de nuestro país.

Y observando aquella fisonomía femenina me llegó un horrible pensamiento… Además de mí ¿quién la ve al mismo tiempo? Entonces me solapé sobre mi taburete y perdí para ese entonces el sabor de mi té con ajo.

Mis entrañas se retorcieron al imaginarme que un millón de personas la miraban lascivamente. Mis ojos al menos, no habían corrompido esa línea de respeto. Pero ¿a quién le importaba? Estaba solo.

Pronto me vi cavilando sin ponerle atención al televisor:

<<¿Hasta dónde puede llegar una mirada?>>

Bien, que te miren significa algo: que le gustas, que se interesa por ti, que se conocen, que tienes algo en la cabeza… etc. Pero ¿puede llegarte a incomodar una mirada de más de un millón?

La muchacha de modelada figura era observada por más de un millón, y aún así no mostraba ningún síntoma de nerviosismo, quizá porque ella solamente miraba la lente de la cámara; ni me miraba a mí, ni a nadie más.

–Carajo –me dije–, y uno aquí poniéndole atención para nada.

Pues aún no recuerdo qué pronosticó para esta semana, maldición, deberían de grabarle sólo sus manos y darle tiempo después para que modele de cuerpo completo. Esto me hace recordar que en “Estados (Des)Unidos” se trasmitía un noticiero en el cual los conductores se despojaban de sus prendas conforme otorgaban las noticias; no quiero pensar qué sucedía cuando la dama del clima pronosticaba calor, ¿cómo ve usted mi LC (Lector efímero)?

Honestamente: MarioNote