martes, 23 de noviembre de 2010

Último recurso: tomar al mundo con humor


Tres personas: hablando por celular mientras esperan el autobús.
Un amigo: Mario, has salido en el feisbuk.
Yo para mí: pero si ni siquiera tengo.
Ve nomás.
Aquí ya hay muchos automóviles, te quieren atropellar, o al menos no les importa; se les hace tarde, invaden el carril exclusivo para bicicletas. ¡Cuidado! La acera ya no es segura: ya no basta. Con ganas de fotografiar a los conductores cuando hacen lo indebido para que les arda saber que han sido fotografiados. No hay porqué tanto coche, en porcentaje, aquí en Colima tenemos más que en el D.F. Es lamentable y sin duda no dejamos de ser transeúntes en peligro, y no sólo de los carros.

Ante este problema, he solicitado al gobierno que me patrocinen con un extintor y un chaleco antibalas para estar más seguro en todos lados –uno nunca sabe–. Bueno, el extintor podría dejarlo en casa pero combina muy bien con mis calcetines; y el chaleco lo necesito porque a veces no tengo nada que ponerme. Pero el gobierno, creo, hizo caso omiso a mi petición.

Yo ya no sé qué pensar. Veo a tres personas utilizando el teléfono celular; luego, yo veo la hora en el mío –tiene cámara fotográfica, así ya logro ser algo en la sociedad–. Mientras toreo los coches trato de escribir un mensaje. Es inevitable que no nos adaptemos a la tecnología. Eso sí, toda la vida está archivada en el feisbuk, si desean saber de mí, allí me pueden encontrar aunque no tenga una cuenta. Sin embargo, por no adaptarme todavía a las redes sociales, me he perdido de muchos anuncios muy importantes.

Mientras tanto enviaré otra petición al gobierno del estado, he aquí mi lista:
-Un extintor color azul.
-Una chamarra antibalas (ya ven, por eso del frío).
-Un seguro para cada parte de mi cuerpo.
-Un paquete de lapiceras color negro (opcional).

Como ven, no es fácil ser una persona común y corriente: hay que adaptarse. Les envío un caluroso saludo. Honestamente: MarioNote.