jueves, 24 de febrero de 2011

Si los libros se comieran


Cultura es recordar tu nombre todo el tiempo; acordarme de ti cuando leo.
Cultura sigue siendo aquel perro atropellado en la esquina, o la señora que te dio cambio de más y tú no se lo regresaste. Cultura no es, tampoco, leer con la esperanza de ser un erudito. 

Los libros no salvan a nadie. Una de sus grandes funciones es hacernos pensar; entonces hay que darles libros a los pobres. ¡No! No hay ignorancia en la pobreza, sólo un puente enorme que nos separa a los pobres de los más pobres. La sabiduría se gana con la experiencia, y generalmente los sabios son los que aprenden a vivir con lo único que tenían.

En nuestra actualidad vivimos rodeados de libros, tenemos que leer entonces; pero la mayoría de libros son falsos, digo falsos porque éstos sólo se utilizan como símbolo de vanidad, por ejemplo de: “¡Oye! Mira lo que llevo, ¡un libro!”. Otras veces peleamos por los libros que regalan en un evento, sólo para llevarlos en la mano y olvidarlos por allí cuando lleguemos a la casa. Es que la palabra gratis mueve al mundo y el papel con letras nos hace ver más inteligentes.

Falso, todo lo que digo es falso, o como quieras verlo. Vivimos en el mismo tornado: la rapidez. Somos esclavos de la tecnología; no podemos salir sin un teléfono celular. Los fenómenos sociales nos dirigen a un mundo virtual: el internet; que si algún día dejara de existir, se acabarían muchas vidas, y este blog.

Yo sólo veo la situación y muestro las caras que pueda tener la moneda. No condeno a ninguno ni soy yo un verdugo. Sólo algo que hoy te pueda sugerir: saluda al primero que veas y lee en tus tiempos libres.

Honestamente: Marionote.