¿Qué es un adulto? Un niño inflado por la edad.
Simone De Beauvoir
Yo creo que los favores no deben de olvidarse, como no debe olvidarse que la vida de niño vale mucho. Pero en aquellos tiempos uno no piensa en eso; todo es más sencillo, o más difícil.
Llegué de mi trabajo temporal, cuando me advirtieron que una de mis pestañas reposaba en una de mis ojeras. Yo me la iba a quitar con mis dedos empolvados de tierra… ¡Espera! Me dijeron. Pues bien, me quitaron la susodicha pestaña entre los dedos de una persona menor que yo. Después me dijo: “pide un deseo, luego dime dónde crees que está tu pestaña: ¿arriba o abajo?”
Rememoré ese juego de niños que no cuesta nada, que es sano y a la vez deliciosamente intrigante. El juego consiste que cuando a uno se le cae la pestaña, se tiene la oportunidad de pedir un deseo, y si se es acertado de si la pestaña quedará en la yema de arriba o de abajo, el deseo se cumple.
Pero después de mucho tiempo, quizá, no me había puesto a pensar en algún deseo, personal y secreto. No perdía, sin embargo, nada con desear algo en un simple juego pueril. Además, a mi edad ¿qué podría yo pedir? Ya no me veo como un niño... Pero puse mi deseo en el pensamiento. Así que llegó la hora de adivinar en qué yema de qué dedo había quedado la pestaña, si arriba o abajo. Afortunadamente le atiné; mi deseo, seguramente, comenzaría a forjarse. Para esto mi lector efímero, yo seguiría con mi vida normal cuando la misma persona me pregunta: “¿vuela o no vuela?”
Oigan, esperen, eso no es del juego original: ¿qué es eso que después tengas que adivinar si la pestaña sale volando de la yema o no con el aliento de la boca? Veo que los juegos siguen evolucionando, incluso éstos que son baratos y una maravilla. Preocupado por el segundo acertijo, no fue necesario contestarlo. La otra persona me dijo que no había problema, que con el primer acertijo bastaba. Me apacigüé.
Diga usted lector o lectora efímera, ¿recuerda algún deseo que haya pedido hace mucho tiempo? Y ¿qué pediría ahora? No lo mencione, mejor espere a que una pestaña se le desprenda involuntariamente. Verdad es, que desear no cuesta nada.
Honestamente: MarioNote.
muy bueno, te pones a pensar y en realidad dia con dia van cambiando las cosas, queramos o no...asi es esta vida, aveces nos reimos o ignoramos a los viejos cuando dicen: "cuando yo era chico...", nosotros llegaremos a esa edad y entonces tambien diremos eso, veremos este mundo transformado o bien destruido.
ResponderEliminarceballitas :)
Correcto, la vida es un ciclo en sus buenas partes. "Cuando éramos chicos..." ya lo veremos cuando la vejez comparta la cama con uno.
ResponderEliminarA ver si dentro de 40 años sigue existiendo tal juego infantil. Buena suerte lectora efímera.
No digas ojeras.Mejor parpados; porque leox ya no publica, se retiro o que paso?
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