Primer
paso: reconocer
La humanidad se encuentra a-go-ta-da. Se trata de un agotamiento prolongado, derivado de unos cuantos miles
de años de progreso material y aparente madurez social; por ejemplo, la
industrialización hace que el cuerpo humano parezca una caja de dimensiones
volubles.
Posesión
del tiempo vital
Somos partidarios del
manejo, a nuestra voluntad, de los procesos cotidianos: encarnamos una especial
esperanza para que determinados eventos transcurran lentos, aunque para llegar
a ellos deseamos que el ambiente acelere su acervo natural de consecuencias. Deseamos,
por ejemplo, una cura rápida para la enfermedad prolongada; otros no prefieren
ninguna. ¿Será que prolongamos nuestra desaparición?
Prolongación
de la muerte
La extinción natural
del ser humano se prolonga, y eso también agota, cansa; naturalmente agobia
saber que detrás de cada uno de nosotros hay una Historia que pisa nuestra sombra,
monstruo inconmensurable a comparación de una sombra (la nuestra) que será nada
cuando la historia cultural la consuma por completo y desaparezca, anónima.
Imposibilidad
del conocimiento
Somos consumidores de
información. El exceso de lucidez agobia y la nula presencia de ella mata.
Somos consumidores a medias; insatisfechos. La terrible nostalgia embarga al
individuo cuando comprende que el conocimiento es humanamente imposible de asir
en su totalidad.
¿Qué
hacer con el agotamiento?
Nada. Quiero decir nada
que tengamos que rendir esfuerzos hacia ella. Para agotarse basta con poner un
paso en el umbral de la experiencia cotidiana. por Mario Note Valencia
*Fotografía: hiperrealismo de Ron Mueck, próximamente estaremos hablando de esta curiosa manera de representar la realidad.
Existen personas que nacen cansadas. : - /
ResponderEliminarA lo mejor, también, que nacen de cuerpos cansados. Saludos.
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