por Montse Jiménez
Por
las mañanas, muy temprano, se anuncia la llegada del pan recién hechecito. Los
niños se preparan para ir a la escuela y los adultos al trabajo. El olor a café
inunda los hogares.
En
medio de la colonia se encuentra un jardín que, si bien deteriorado, todas
las tardes —incluso
algunas noches— les roba un par de carcajadas de alegría a los niños. También, muy cerca, se encuentra una de las
Unidades Deportivas, donde cada cierto tiempo se realizan actividades entre los
colonos para fomentar la sana convivencia.
Las anchas y solitarias calles permiten que las
personas caminen libremente, iluminadas sólo por faroles situados a lo largo
del camino. La temporada de lluvia es una de mis favoritas porque el olor a
humedad y a tierra mojada se percibe hasta en el último rincón, sintiéndose un ambiente agradable y
tranquilo.
Pasar tan sólo un día en mi colonia es muy bonito;
además, los vecinos son muy atentos. En el día sólo se escuchan los niños
subiendo y bajando, en bicicleta y corriendo, las comadres cuchicheando afuera
de sus casas, y por las noches, a lo lejos, se escucha el ladrar de los perros…
Me gusta tu forma de describir las cosas, haces todo muy pasional y haces apreciar lo que muchas veces olvidamos por "matar" el tiempo. Solemos volvernos a veces tan pesimistas que lo único que queremos es buscar de qué nos vamos a quejar hoy. Gracias, pero por hacer que me de cuenta de lo pesimista que puedo ser a veces, en cambio tu logras ver lo bueno de cada cosa. Felicidades por ser así, no cualquiera tiene ese don. Hoy me hiciste aprender a quejarme menos, aceptar más y admirar más que otra cosa.
ResponderEliminar¡Saludos!
Atte: Kimberly
Qué tal Kimberly, no te sientas mal porque a veces podemos ser tan pesimistas como queramos, pero creo que serlo no está mal, es decir, los optimistas siempre ven las cosas color de rosa, y a veces no quieren ver la realidad, o la ven muy transformada y eso nos puede llevar al fracaso. En cambio, los pesimistas pueden lograr crear un cambio (desesperado) en las cosas.
EliminarLo mejor es tener un poco de cada uno, ser optimista, creer que podemos realizar algo, y al mismo tiempo saber que puede no funcionar como tanto lo deseamos.
Saludos. Gracias por tu comentario, me alegro que te haya gustado (:
Atte: Montse Jiménez
Si, encontraste la opción correcta, como dijera el dicho popular "ni tanto que queme al santo, ni tanto que no lo alumbre", mejor mantenernos en un punto medio, valorando las cosas pero sin dejar de darnos cuenta que siempre suele haber "un prieto en el arroz" o "una oveja negra en la familia". Darnos cuenta que todo tiene cosas buenas y malas, que aunque nos disgusten pues no queda de otra más que de aceptarlas. Me agradó tu respuesta y tu forma de pensar.
EliminarSaludos. Me agrada que te haya gustado mi comentario anterior.
Atte: Kimberly
Montse, tu representación de la colonia donde vives me parece una estampa que bien puede ser cualquiera otra que hayamos visto antes (incluso la colonia donde uno vive). Pero es la tuya, y dejas que uno la observe. En tu descripción están distribuidos diversos elementos sociales que, más allá de decorativos, explican algún engrane de nuestras experiencias cotidianas. Ah, mira, ¿las personas pueden ser decorativos sociales?, ¿qué piensas de eso? Somos actores, quizá, pero como actores, tenemos a nuestra mano utilería (muebles, luces, sonido) para hacer nuestra actuación; otras veces, como actor, debemos imaginar y hacer ver que algo existe aunque no se perciba visualmente ni sea tangible.
ResponderEliminarAquí has utilizado el habla de tu colonia, tus vecinos han hablado a través de ti; quienes vivan en Tecomán quizá ubiquen las pistas y puedan intuir a qué colonia te refieres. Sin embargo, no es necesario saberlo para abordar expresión tuya, Montse.
Honestamente.