por Rafael
Frank
Fotografía, con justicia, de Adriana Gaona Treviño |
el cenit se abre para las tooortuugas. son jarocho polka. canta mi amigo extranjero; viene del sur, y sus animales del Japón. El. son jarocho polka. sólo puede ser tocado con un bandoneón que antes estuviese roto.
Él,
que soportó las noches en lo más sucio de la Señora Furia, se bebe los
preparados de la napolitana, de un trago, con la catrina que lo ama cada vez
que se viene la hora cero. pedro nadie y juan boliche. llegando llegaste. canta
como Piero en Quito.
La
primera gran muerte que enfrentamos juntos fue la de sus tortugas. el caparazón
es el tránsito perpetuo. canta como míster Say no more, mientras los
caparazones amanecen vacíos. Los restos los guardamos en una lata, nada
oxidada, de granos descafeinados que él toda su vida conservó para este deceso.
así en el avión no hay problema. Antes en la lata no hubo granos, sino un
paquete de Gauloises (éstos sí,
oxidados por el clima porteño).
A
Neuquén se van los restos de las tortugas del cenit. tango tortuga tortuga y amor.
tanta tortuga tanto dolor.
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