por Mario Note Valencia
Quien aborda la Literatura no conoce la vida sedentaria. El que lee, sin
duda, es un escapista en el tiempo: un verdadero viajero. El espíritu libre,
decía un incomprendido filósofo michoacano, viaja solo. ¿La lectura no es acaso
un viaje en soledad? Sí, pero una soledad que ranura poco a poco la membrana de
la realidad inmediata. El asiduo lector se da cuenta de que la realidad es
apenas un escalón para llegar a otro escalón, o por fin al rellano donde los
sueños son comprendidos, no desde la vigilia, sino desde su propia armonía. A
veces atentamos injustamente al mundo onírico, somos injustos y tendemos a
decir que sólo fue un sueño.
La obra literaria es un sueño, y su composición no puede rebajarse a la
simplicidad con que medimos el mundo onírico. El sueño es el desglose ingrávido
de leyes, la soberbia humana soterrada o liberada hasta en su más pura
autenticidad. En el sueño tendemos a ser auténticos, nos abrimos
voluntariamente. La obra literaria es un sueño conscientemente construido en el
que vale la pena preguntarse si uno es el que se abre o el sueño es el que
permanece abierto, en espera siempre del visitante adecuado o del huésped
bienvenido. Seamos huéspedes de los libros. Nosotros no conocemos la estadía
permanente, sólo el descanso adecuado en algún escalón de esta pendiente
literaria (ahora menos breve e imperecedera).
Sin embargo, al igual que la vigilia los sueños son finitos. De ellos
sólo quedan memorias fragmentadas pero sustanciales; otras veces, lúcidas. Los
libros, al igual que los sueños se alimentan de la cultura, ese toldo bajo y
sobre el cual vive la sociedad. El viajero literario sale de su biblioteca y
convive con la cultura; afuera encuentra a más viajeros y, de vez en cuando,
consigue las instrucciones para llegar a otros acervos literarios, pues en el
librero, entre los libros y soportalibros, permanecen los sueños de Otros.
Leer un libro es ausentarse, como cuando se viaja. Leer un libro es
resistir a la vigilia, es encontrarla, como en los sueños, menos insípida.
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