jueves, 24 de julio de 2014

La sumisión de lo íntimo frente a la institución

por Mario Note Valencia


Los alcances de la hegemonía comprenden lo público y lo privado. Estas revelaciones suceden en las tensiones cotidianas frente a una institución legitimada y legitimadora de los esfuerzos de dominación. Uno de estos rasgos en la idiosincrasia mexicana, al menos, es el desdoblamiento del individuo frente a la forma hegemónica de algún sujeto que suponga una posición o lugar alto en instituciones.

Lo que el individuo arroja como excusa o explicación para alguna respuesta a su incumplimiento al pacto (con el que estuvo de acuerdo al ingresar a la institución) es, sobre todo, su vida privada real o ficticia. Porque incluso cuando es ficticia, persiste el hecho de que el individuo tenga que inventar una serie de eventos correspondidos para justificar su falta.

Muchas veces desbaratar de esta manera lo íntimo frente al orbe público no sirve de nada. Nuestra cultura nos ha enseñado que cuando se llega tarde a la escuela o al trabajo debemos decir que fue por distintos efectos sociales reales (pero de igual manera íntimos): “no pasó el autobús a tiempo”, “hubo un choque en el camino”, “hubo tráfico” o “un familiar enfermó gravemente”. La institución, como se ve en su burocracia material, nunca ha estado para estas explicaciones.

No hay comentarios:

Publicar un comentario