miércoles, 6 de enero de 2016

Ya valió monito (Día de Reyes)

por Mario Note Valencia


¿Al niño Jesús no lo habían encontrado en un pesebre? Ahora en Día de Reyes el relato es distinto, el niño se encuentra embalsamado en plástico níveo, atorado entre la levadura dilatada de un pan. La rosca, le llaman; la rosca, le dicen. Tarará, tarará. Algunas veces, al cortar el pan con el filo de un cuchillo panadero o, si el pan no es reciente, con cuchillo de cocina dentado (aténgase a las boronas), aparece el chiquillo sin pena ni gloria, desnudo, o bien con un letrero ostentando buenos deseos para todos aquellos haraganes que no pidieron nada en Año Nuevo: buena salud, dinero, amor, calorías. Que te salga el niño es, en determinadas situaciones, señal fatídica: te toca poner los tamales el 2 de febrero; no es para nada como si la recién casada lanzara el ramo de bodas y la novia de tu mejor amigo lo cachara en el aire.

Como es común, en las escuelas y empresas públicas los directivos ponen la rosca para que los comensales invitados se la jueguen. Mi madre nos solía decir, a mis hermanos y a mí, cada seis de enero, que si nos daban en la escuela un pedazo de ese pan y nos salía el muñeco, hiciéramos lo posible por esconderlo. Éramos niños y no teníamos dinero. En dos ocasiones me deshice del niño: en una lo arrojé por la ventana del salón de clases y en otra lo eché a mi bolsillo de inmediato. Tanta era la pena del dinero y el compromiso que no me importó que dijera la maestra: “Aquí falta que alguien diga que le salió monito. Recuerden que es de mala suerte negarlo”.

Ya que tanta emoción se le agrega al asunto, Pronósticos o la Lotería Nacional debería dotar de quinielas cada paquete de rosca. Instrucciones: Rellene los cuadritos donde crea que no aparecerá monito y ganará. Debería haber un juego como la macabra Ruleta Rusa pero hecho de niños dioses. Que te salga el niño y que tú, en un principio, no quieras. Suele suceder que el niño aparezca justo a la mitad entre dos fragmentos de pan cortados. Águila o sol, ¿qué le vas?

Sin embargo, hay personas que sí les gustaría saber qué se siente que “te toque” el niño. Podríamos coleccionar las figuritas, revenderlas a los espíritus vagabundos fervientes de fe y superstición. Pero, incluso, en esto, los niños no son coleccionables, acaso los diferencian las babas plásticas que cuelgan de su cuerpo por la mala fabricación de los mismos. Hace mucho tiempo que dejaron de ser de porcelana. Ya se cuenta entre las bocas viperinas que algunos nacen bicéfalos, dignos del museo de Ripley.


Dos es mejor que uno (lo siento, Pitágoras). Si el niño sale con dos cabezas suponemos que nos ofrecerá el doble de salud, dinero y amor. Pero, ¿estaríamos obligados a ofrecer una fiesta con el doble de tamales? Por suerte no la haremos de Reyes ofreciendo oro, incienso o mirra. Finalmente, hoy se monta la rosca y se desmontan los adornos navideños. Hoy termina, señoras y señores, el famoso Guadalupe-Reyes. Adiós posadas y fiestas. Bienvenida la cuesta de enero, la escuela y los pagos de impuestos. Pero nos vemos el dos de febrero. Usted pone los tamales y yo pongo el ambiente. 

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