martes, 1 de noviembre de 2016

Otras palabras de un padrino

por Mario Note Valencia

viernes 28 de octubre de 2016 

Muy buenas tardes a todas las personas que nos acompañan en esta importante ceremonia de egreso. El motivo por el cual estoy aquí es para apadrinar un grupo en específico de esta generación, un grupo que cursó su bachillerato los domingos, conformado por muchachas jóvenes, alegres, simpáticas e inteligentes.

Es un honor para mí estar presente en este evento que representa la culminación de un proyecto que ustedes emprendieron hace dos años.  Aquí tienen una meta cumplida, ahora tan real y concreta que merece todos los aplausos.

En el salón de clases alguna vez comentamos que casi todas las cosas que nos pasan son fruto de las consecuencias, únicamente de las consecuencias; ¿consecuencias de qué? De su esfuerzo, de su dedicación, de sus ganas de seguir y de intentarlo a pesar de las asperezas que nos ofrece la vida, sobre lo cual agrego que: la rosa tiene espinas en su tallo, pero no por eso deja de ser bella.

Entonces aprovechen los instantes bellos, como éste, en los que puedan ser protagonistas. Conviértanse en la directora de su propia obra. Construyan el camino. Los recuerdos felices son los que a veces nos ayudan a seguir adelante. Pongan emoción y empeño en todo lo que hagan, háganlo con amor, dedíquenselo a alguien más, alguien más que esté o no esté con nosotros, y verán que el trabajo más pesado se hace por sí solo.

Sean fieles a sus sueños, no le den la espalda. El futuro siempre será una revaloración del tiempo que se gana y se pierde. Tengan en cuenta el tiempo, el reloj, las horas, el calendario; pero tampoco se frustren demasiado pronto. Sean pacientes (ya lo ven ahora). Las cosas que uno quiere hay que desearlas igual desde el primer día, hacer algo por ellas, como si regáramos un jardín, hasta que el día de mañana florezca un presente lleno de satisfacciones.

A veces hay que hacer algunos sacrificios, es cierto. Ustedes ya lo saben perfectamente. Decía un pensador que “se pueden perder amigos y recuperarlos, se pueden perder amores y recuperarlos, pero el tiempo que se pierde jamás se recupera”. Por lo tanto, valoro mucho el tiempo que compartí con ustedes en el salón de clases. Ha sido, fue, un aprendizaje mutuo. No pienso olvidarlas tan pronto, además: ¿cómo podría?

Me siento sumamente orgulloso de ustedes, orgulloso de cada una de ustedes. Si éstas fueran mis últimas palabras quiero decirles que las quiero mucho, y hagan lo que hagan siempre tengan presente que hay alguien, además de mí, que las admira. Si por el tiempo y los caminos, me perderé muchos instantes felices que tendrán ustedes en su vida, entonces enmarcaré este recuerdo para acordarme. Muchas felicidades.

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