al 23 de abril de 2013
¿“Libro” u “obra
literaria”?
Cada uno de estos dos nombres
es funcional, siempre y cuando no comprometa demasiado al que lo pronuncia; por
ejemplo, decir “pásame ese libro” sin duda persuade al interlocutor para que un
objeto de determinadas características (en cuyo interior casi siempre hay algo
impreso) llegue a manos del solicitante. Basta con reconocer a este objeto y
nombrarlo: libro.
Hablar de una “obra”
puede ser simplemente vago. Cualquier obra implica un acabado, y no
precisamente artístico; cualquier acción dirigida del ser humano puede ser una
obra. Pero si se especifica: “obra literaria”, entonces el campo de la obra se
limita a toda creación que tenga que ver con la literatura (oral y escrita). La
literatura se ha sostenido de los libros, y estos de la imprenta. ¡Cuánto se le
debe a la imprenta!
En los lugares públicos
hay que ser acordes al ambiente. Si entramos a una librería, preguntar por “libros”;
si entramos a una “biblioteca especializada” preguntar por “obras literarias”
(si acaso es literatura lo que buscamos). Sin embargo, no hay por qué ser
puristas del lenguaje. En las bibliotecas y en cualquier parte estaría bien
decir: “necesito tal o cual libro, ¿lo tienen?”.
Si es necesario ahondar
en los términos, adelante. Cuando vayamos a dar una concreción al respecto,
procuremos que el discurso deje ver que, aunque sea un asunto nimio,
consideramos la sutil y gran diferencia que existe entre decir “libro” y “obra
literaria”. La convención es, recordemos: libro; para la hondura reflexiva del
significado, entonces conviene al uso del nombre compuesto: “obra literaria”.
Honestamente: Mario
Note Valencia
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