por
Mario Note Valencia
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| "Sueño y vigilia" de Domingo Alagia |
al 30 de septiembre de 1888
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Creo que la
arquitectura de los sueños tiene mucho que ver con ese pez en el agua que se
llama autenticidad. Y sin embargo ¿quién dirige al pez y quién a la corriente,
aunque estacionera, del agua?
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El edificio onírico (y
su armonía) es modelado por los movimientos de la autenticidad; su camino, en
cambio, dirigido por el diálogo con lo cotidiano.
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Nos acostamos casi
siempre con la piel erosionada. Las fisuras perceptibles son estímulos del
natural rose con la cotidianidad. Cualquier ranura es respuesta, incitación al
diálogo.
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Dejemos que venga la
autenticidad, que encuentren confianza en nuestros ojos cerrados (pero más
abiertos que nunca). Aun ahí nos trabajan las semblanzas del pudor; entonces el
pez se aleja de la superficie.
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El sueño auténtico
violenta al poder inquietante de la vigilia: la moral.
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En el sueño como en la
oscuridad estamos ante la posibilidad de ser auténticos.
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La oscuridad es
condición y forma, objeto y espacio. Los objetos ante la oscuridad son uno
sólo: espacio.
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Tu piel es la tela
suave del agua. Los sueños apenas construyen, desde la ausencia de la vigilia,
los caminos para que pase tu contingencia.
Ser completamente autentico no es fácil, no en la luz, no ante la gente pero en los sueños, en la oscuridad, todo se vuelve más fácil y hay veces en que los sueños (metas) de las personas también reflejan un poco de esa autenticidad de las personas.
ResponderEliminarA veces, sólo basta con observar detenidamente a una persona para descubrir que es lo que la luz no nos deja ver. Me gusto mucho tu texto (Y)
Saludos.
Qué tal, Itzayana. En tu comentario noto varios caminos interpretativos naturalmente. Lo más probable es que después comparta más o mejores concreciones acerca de la autenticidad. Sin embargo, hasta ahora has recibido muy bien la propuesta.
ResponderEliminarSólo, para efectos de sintonía, señalaré lo siguiente para ver si estás de acuerdo conmigo:
-Lo de la facilidad de ser auténtico más bien tiene que ver con la apertura sensible para corresponder a nuestros deseos, lo que nos mueve por más pequeño que sea.
-Concuerdo contigo: ser auténtico se constricciona muy rápido frente a la luz.
-En este caso el sueño no es equiparable con las metas. Hablo del sueño como lo que es: un estado, un lugar también.
-Si observamos detenidamente quizá notemos también (o primero) las luchas con la vigilia que tiene por la necesidad natural de corresponder a su autenticidad (y es la autenticidad la que no se sabe). Además, ha de ser difícil o deberíamos estar en un plano adecuado para comprender que incluso un "hola" ha sido motivado por la verdadera autenticidad.
Un gusto reflexionar contigo. Saludos.
Mario Note Valencia
Acerca de lo fácil o difícil que puede representar la autenticidad, tienes razón, en efecto tiene que ver con la apertura sensible a nuestros deseos, sólo que me parece que no siempre es fácil aceptar esos deseos frente a tal o cual público.
ResponderEliminar-Yo sé que refieres al sueño como un estado y un lugar. Sin embargo lo que quise expresar es que, en ocasiones los sueños entendidos como metas también forman parte de la autenticidad del individuo, aunque tal vez no venga mucho al caso.
-Nunca había pensado en la última posibilidad, así que reflexionaré acerca de ello.
El gusto es mío, joven.
Saludos.
Hola, qué tal. Estoy de acuerdo en que los sueños tienen que ver con la autenticidad.
ResponderEliminarTambién, me pongo a pensar, en los sueños lúcidos. Si en estos sueños se está consciente de que se sueña, entonces, cabe la posibilidad de construir escenarios o situaciones irreales, ajustándose a la imaginación de la persona. Entonces, ¿en estos sueños también estaría presente la autenticidad? ¿O de alguna forma estaría más marcada?
Montse Jiménez
Pienso en tu construcción, Montse, bien dicha: "Si en estos sueños se está consciente de que se sueña, entonces, cabe la posibilidad de construir escenarios o situaciones irreales, ajustándose a la imaginación de la persona"
EliminarEntonces, como preguntas, ¿está la presente la autenticidad? Para eso tendríamos que preguntarnos primero en qué consiste la autenticidad, o si alguien de verdad pueda nombrar de qué va la suya. ¿La autenticidad es un estado, una condición?, ¿la autenticidad es el conjunto de actos? Por el momento creo que en el "acto" podemos ver la autenticidad. Si la persona construye a su gusto la arquitectura formal y narrativa de sus sueños, entonces en ese particular construir encontraremos una estructura única. ¿Por qué de pronto de caminar en las montañas hace aparecer un océano para viajar en una embarcación pequeña? No sugiero una interpretación, pero sí una modulación de nuestra apertura a la comprensión de la construcción de los sueños... Tal y como podríamos observar cómo esta persona construye su ámbito cotidiano. Hay que ver si existen fuerzas en su realidad inmediata que "no lo dejan ser", y que por lo mismo va a los sueños a desbaratar eso que en primera instancia le está prohibido.
En resumen: puedo considerar que encontraríamos los hilos de la autenticidad si observamos el puro acto de "construir", con mucha razón en los sueños lúcidos. Tendríamos que revisar de nuevo si ese construir los sueños no son sólo ramificaciones instantáneas de la realidad, o intervenciones traumáticas del soñador. Digo esto porque es muy sabido que en los sueños puede ocurrir esto: que se reflejen miedos, por ejemplo. Recuerdo a un compañero que me dijo que sus sueños estaban inundados de imágenes de olas, y el ruido de ellas al golpear la superficie oceánica; me dijo las razones: desde niño conserva un mal recuerdo cuando fue en una ocasión a la playa.
No sé, Montse, si de los actos podríamos derivar un sustantivo, un nombre que nos permita terminar esta oración: "Mi autenticidad es...", y no precisamente: "Mi autenticidad consiste en..."
Saludos.