jueves, 26 de junio de 2014

Acerca de por qué, en realidad, lo cotidiano no es bueno

por Mario Note Valencia


 ¿Por qué lo cotidiano ya no es realmente bueno? Esta es una de las preguntas que hace tiempo me hice sin tener que responderla con atropellos, y ni siquiera sin tener criterio al formulármela. Hoy, por ejemplo, sería inadecuado decir “bueno” o “malo”. ¿Por qué, entonces, lo cotidiano ya no es adecuado? Creo que no es que en algún momento deje de ser adecuado sino que implica un estacionamiento de una conciencia cultural, de “responder” a la dinámica social de manera pasiva. Hace tiempo también comentaba, a vecinos de mi edad y de la misma ciudad, que si querían saber qué era “cultura” tendríamos que ver que la cultura de nuestra Ciudad era definida por todos los elementos perceptibles de ella. Así empezamos a aceptar y reinterpretar la realidad. Aunque fuimos sinceros: desde ese grado de aceptación, ya tomábamos conciencia de elementos culturales que, por su introducción violenta a nuestras vidas, deseábamos poder cambiar (como los campos deportivos generadores de ruido y problemas impredecibles entre sujetos). Ahora entendemos que esa cultura era descrita como el escenario de conflictos ideológicos, aunado a la decadencia de los valores de una hegemonía. La cultura experimentada quizá sólo a través de lo cotidiano se revela en su estadio decadente: si lo cotidiano es poner conciencia sobre la cultura (decadente), deberíamos desprendernos. 

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