lunes, 28 de diciembre de 2015

Muchas preguntas, pocas respuestas

por Mario Note Valencia


Hay preguntas que no se hacen. Could you repeat the question, please? ¿Es ésta una buena pregunta? Defina la nada y mencione tres ejemplos. ¿Los postmodernos también sufren problemas gastrointestinales? ¿Es cierto que la única verdad está después de la muerte? Pero, ¿usted ha regresado de ella sin marearse?

La ociosidad hace al hombre y todavía éste lo pregunta. Los filósofos canalizan las preguntas pero no diseminan las respuestas. Mi madre siempre dijo que nunca preguntara, que lo hiciera. ¿Se puede responder la existencia de Dios como la de los extraterrestres? Sí y no, lo más seguro es que quién sabe. ¿Entendiste?

¿Tengo derecho a equivocarme? ¿Mi novia me engaña? Anoche la vi platicando con la otra del espejo. ¿Desde cuándo la nimiedad de lo mundano se abrió campo en la ciencia exacta de lo irrelevante? ¿Las moscas duermen? ¿Las ratas sueñan? ¿Tu madre quiere que yo sea un buen hombre? ¿Recuerdas cuando nos dijimos que nos amábamos? ¡Qué! ¿No? ¿Nunca lo dijimos? Una segunda ronda de cerveza, por favor.

Hay preguntas que afirman, como las hay cerradas y abiertas. ¿El cielo es raso? ¿Qué ves en esa nube? Parece un oso, ¿no? Respectivamente. ¿Y si los marcianos llegaron ya? Sobre el boulevard, rebasamos al patrullero. ¿Me permite su licencia de conducir? ¿Desde cuándo conduce un auto? ¿Sabe lo que significa exceder los límites de velocidad? Bueno, señor oficial, antes dígame desde cuándo es usted un imbécil.

El mundo da estímulos, ramas y Ramonas, para que nos colguemos de sus artilugios cotidianos como si fueran estupefacientes. El opio y la televisión son el mismo miasma. Los guionistas de cine comercial escriben en los albañales. Sólo puedo ver el futbol cuando tengo ganas de dormir. Y duermo. Despierto a medianoche y en la televisión desfilan los infomerciales. Supongo que el marcador final no altera la bolsa de valores. Los pobres siguen pobres, pero mi tía insiste en comprarme la segunda biblia. ¿El cielo y el infierno no provienen de la misma raíz? ¿Es cierto que el limbo ya no tiene vacantes?

No me preocupo por creer en Dios o que me acompañe, siempre tengo un puñado de conocidos que me dicen “esté contigo”; de tanta eternidad que llevo encima por lo general extiendo la mano y propongo: Dios te dé más, y si lo hace, róbale un mechón de pelo. Los problemas no se solucionan en otra vida ni en otro mundo. Conocí a un venezolano que se dio un tiro para seguir hasta la muerte a su vecino que le debía tres meses de alquiler. ¿Qué son tres meses? Sí, ya sé, pero es mejor si la quincena que te pagan cae en la última semana de febrero.

Los problemas son preguntas puntiagudas. Antes bien, ¿es necesario que a cada problema haya una solución? ¿Un problema sólo es y aparece cuando amenaza nuestra tibia y vana integridad? ¿Somos completos frente a tanta inmensidad afuera? ¿El universo? ¿Y si el mundo no tiene propósito? La incertidumbre, como la muerte, sólo es benigna cuando no se mete con nosotros; los filósofos lo saben bien y de sobra.

Existen las cosas que hacemos y las que se hicieron antes de nosotros. Sartre dijo haz algo con lo que hicieron de ti. Sí, perfecto, pero mi agenda no me alcanza. Existe el conocimiento limitado y al que nunca podremos acceder. ¿Le caía mal al tipo que se quitó la vida esta mañana? Al que me asaltó hace unos meses le caí súper bien, supongo: se llevó mi teléfono celular. Aún espero su llamada. Vaya, en qué estoy pensando, si todos tienen que comer. La muerte acecha, ¿qué no sesga vidas con su guadaña?

Para las preguntas del deseo y la muerte existe Freud. Para todo lo demás existe Kant y Pascal, Nietzsche y Hegel. Existen también las perogrulladas, las tautologías y los sutras, los catres, los adagios y las dagas, los versos y las proposiciones; existe la gramatología y la literatura. En fin, ¿te quieres casar conmigo? Deja le comento a mi mujer y te resuelvo en tres días hábiles. Los fines de semana descanso.

Escribo desde el sanitario de un bar. Aquí, entre tanto póster de H para hombres y sabías qué… sobre animales de otro continente, todo es común y, como diría un filósofo, de almas y formas volubles: ¿acaso soy el único que usa el lavamanos como mingitorio? No preguntes por quién doblan las campanas, advirtió John Donne, aunque ¿está bien que te despierten a las seis de la mañana? Tocan a la puerta. Entran por mí. Salpico la bragueta. Relamo mi pelambre. ¿No me veía mejor con el cabello largo? Al menos se me veía menos la cara.


Oh, chica, entiendo, dejaré esta sarta de maldiciones. Iré a bailar contigo. Mientras me sumerjo en la pista de baile, el mundo por primera vez me parece hostil de una manera muy suave y groove. Suerte que no bailemos ska. ¿Qué? ¿Qué dijiste? No, nada. Eres el crack, cheek chica. Eres el crack.

*

Mamma sólo quiere saber
who stole that jammm...

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